50 AÑOS DE NIKE: 5 HITOS PARA CELEBRAR


Revolucionaron la tecnología en las zapatillas y la moda. Hicieron pares que estuvieron prohibidos por la NBA; crearon, por accidente, algunas de las zapatillas más populares para patinar y firmaron un contrato con el basquetbolista más famoso de todos los tiempos. Estas son algunas de las anécdotas más importantes de la historia de Nike que aprovechamos para contar mientras la marca se encuentra celebrando su aniversario.





1. Una estudiante con mucho talento


Mucha gente tiene algún trabajo de medio tiempo para sumar un poco más de plata a fin de mes. Carolyn Davidson era una de esas personas. En 1971, Davidson era una alumna de diseño gráfico más en la Universidad Estatal de Portland. Un día, llegó un nuevo profesor asistente a dictar clases, su nombre era Phil Knight, y estaba comenzando su propia marca de zapatillas deportivas: Blue Ribbon Sports.




Davidson le dijo a su profesor que necesitaba algo de dinero extra, para tomar clases de pintura. Knight le comentó que él estaba buscando algo de ayuda. Necesitaba un logo para su marca. Un par de días después, la estudiante llegó con el famoso Swoosh. Se había inspirado en el movimiento y la movilidad, todo al alero de Nike, la diosa griega de la victoria.
A Knight no le encantó el logo, pero lo aceptó, confiando en que con el tiempo le tomaría cariño. Ese día, Carolyn Davidson recibió un cheque de 35 dólares por su trabajo. La paga fue pequeña, pero la gloria enorme: Davidson pasó a la historia con su logo, y cuando Nike alcanzó la fama mundial, celebraron una fiesta en su honor y le regalaron un paquete de acciones.

La ex estudiante de diseño que necesitaba algo de dinero extra se convirtió en diseñadora para la marca, donde trabajó por cinco años, y siguió por más de treinta como freelance.




2. Una zapatilla tan revolucionaria que el básquetbol nunca será igual


Así decía el anuncio que pregonaba la llegada de las Air Force 1 a las tiendas. Y tenían razón. Hasta principios de los ‘80, jugar básquetbol podía significar molerse los tobillos a largo plazo. Según cuenta el DJ y miembro de la Rock Steady Crew, Bobbito García, los jugadores de básquet
«podían jugar hasta con cuatro o cinco pares de calcetines para amortiguar un poco el desgaste de sus tobillos sobre el cemento».

Y el problema no era la variedad de las zapatillas, sino su tecnología, que era prehistórica en comparación a hoy: la gente solía usar Nike Bruin, Franchise, Dinasty o las 3 Pointer. Entonces, un joven ingeniero llamado Bruce Kilgore vio una oferta de trabajo en Nike.



Bruce Kilgore sabía de física y materiales, sin embargo, nunca había diseñado un par de zapatillas. A pesar de eso, le dieron el trabajo. El objetivo de Kilgore, contó una vez, era «mejorar la vida de los deportistas». Su diseño combinó una espuma especial, estable para pivotear, ojales a una altura distinta en el tobillo, para la comodidad; y, por último, el Propioceptus, un broche que daba presión a la fíbula y la tibia, previniendo lesiones en los tobillos.


 Lo que no se esperaban era que, al llegar a las calles, el Propioceptus también le diera una nueva dimensión a la vida urbana: podías usarlo apretado o suelto, según el estilo que más te acomodara. Sin embargo, las Air Force I no se hicieron tan reconocidas desde el principio. Desde Nike decidieron que tendrían poca publicidad. Uno de sus pocos –e icónicos– anuncios, es una fotografía en el aeropuerto de Wayne, en Orange County, en la que la élite defensiva de la NBA vestía el nuevo modelo: Michael Cooper, Calvin Natt, Jamaal Wilkes, Bobby Jones, Moses Malone y Mychal Thompson fueron presentados como «The Original Six».




A principios de los ‘80, el ciclo de vida de una zapatilla urbana era de uno o dos años. La idea de relanzar una zapatilla descontinuada, y bautizarla como «retro», estaba a décadas de distancia. Para 1984, Nike ya había dejado de vender el modelo. Y, para su sorpresa, algunas tiendas en Nueva York comenzaron a pedirla específicamente. Vendedores y ejecutivos casi se caen de las sillas cuando veían la cantidad de pedidos que caían: más de mil pares por tienda. Entonces, se dieron cuenta de que habían llegado para quedarse. Actualmente, hay más de 1700 variaciones de las AF1.

En cuanto a Bruce Kilgore, él sigue trabajando en Nike. Mantiene un perfil muy bajo: no suele dar entrevistas, y está abocado a seguir creando modelos con tecnología de vanguardia. ¿Te suenan las Nike Shox? También se las debemos a él.





3. Michael Jordan: revolucionar el juego y las zapatillas


No es ningún secreto que Michael Jordan estaba dispuesto a probar marcas. Cuando jugaba por North Carolina usaba Converse, y en 1984, antes de firmar con Nike, estuvo a punto de hacerlo con adidas. Las Forum 84 habían sido las zapatillas que tenían su nombre reservado.
Nike, sin embargo, quiso aventurarse y le hizo una mejor oferta: 500 mil dólares al año, más acciones de la compañía.


Eso, y que él tuviera influencia en el diseño de su línea de zapatillas, como, por ejemplo, mantener su logo. La primera Air Jordan salió en 1985, y desde Nike habían sido muy claros con el basquetbolista: si no superaban los 4 millones de dólares en ventas en los primeros tres años, podrían cancelar el contrato. Lo que no esperaban era que el carisma de Jordan, su juego y su incansable ambición por ser el mejor, repercutieran tan fuertemente en las ventas: los primeros dos meses ya habían ganado más de 70 millones de dólares.


Cuando Nike lanzó las Air Jordan I, el alero pidió que se hicieran con ciertos colores: un rojo vivo en el talón, la caña, el logo y los cordones, y negro en el resto de la zapatilla. Lo único que quedaría blanco sería la suela. La NBA prohibió las zapatillas por transgredir la gama de colores de los uniformes, y envió a Nike una carta en que alegaba que Jordan sería multado con 5 mil dólares por cada partido que jugara con ese par, que muy pronto fueron rebautizadas como Jordan I Banned –palabra que, literalmente, podría traducirse como «prohibida»–.


Lejos de sentirse amedrentados, Nike lanzó un increíble comercial en el que le aseguraban a su público que la NBA podría prohibirte jugar con ellas, pero no vestirlas en la calle. Fue como si la marca encestara en el último segundo de un partido de playoffs. Así comenzó la historia de las Jordans.




4. Tinker Hatfield: el arquitecto del aire en tus pies


En 1981, un nuevo arquitecto llegó a la compañía. Su nombre era Tinker Hatfield. Y, si bien era un arquitecto destacado, lo que más lo caracterizaba era su mente inquieta. A Hatfield le encantaba Nike, pero, según contó a la revista Sneaker Freaker, sentía que se estaban quedando atrás. «No veía nada particular ni llamativo en esas zapatillas».
Un día, Hatfield tocó a la puerta del departamento de diseño. Quería hacer una línea de zapatillas. Hatfield, que nunca había diseñado un calzado antes, fue bien recibido, y lo dejaron comenzar a dibujar.




Ya había un antecedente interesante sobre la tecnología de la marca: las cámaras de aire. Hatfield les propuso algo alocado: mostrar lo que había dentro de la suela. Su primer boceto le quitaba todo un trozo a la suela, y dejaba que se viera esa pequeña cámara transparente. En un principio, muchos pensaron que era una pésima idea: los ejecutivos alegaban que las cámaras
se llenarían de hoyos y se desinflarían, todos esos pares serían devueltos y la empresa se vendría abajo.
Hatfield, sin embargo, estaba empecinados en demostrarles que se equivocaban. El diseñador ha contado, entre risas, que tampoco le pagaban tanto en ese entonces, así que valía la pena arriesgarse.




Y la historia le dio la razón: Hatfield creó una zapatilla estable, a partir de cámaras de aire reforzadas y, aún más importante, le mostró a la compañía que podían dar espacio a las ideas frescas y alocadas. La primera Air Max salió en 1987. Ese año se revolucionó la forma de correr, caminar y vestir.



5. Nike SB: reinventar un clásico


Lo cierto es que, antes de las SB, Nike había creado muchas zapatillas para patinar por accidente. Durante los ‘70 y los ‘80, los skaters eran devotos de las Blazer, las Bruin y las All Court. Todas estaban caracterizadas por lo mismo: buena resistencia y adherencia. Para 1985, sin embargo, llegó la verdadera explosión: las míticas Nike Dunk y las Jordan 1 llegaron a todos los bowls de Estados Unidos.



Desafortunadamente para los skaters, el sueño de las Jordan duró muy poco: la línea comenzó a lanzar zapatillas con una tecnología más adecuada para el básquetbol y menos apta para las tablas. Sin embargo, como ellos sabían que Nike era igual a durabilidad, comenzaron a migrar hacia otras líneas, como las Nike GTS, que originalmente habían sido diseñadas para el tenis.
Entonces, Nike supo que tenía una gran responsabilidad. Hacer una línea de zapatillas para patinar.
Pero había un problema: el shock cultural. A principios de los ‘90, las marcas de skate eran creadas por y para skaters, así que las primeras aproximaciones de Nike y sus líneas para patinar no fueron muy bien recibidas, como pasó con las Air Choad.



Pero fueron pacientes, y para la segunda mitad de los ‘90, la popularidad del skate explotó: el mundo se hizo fan de los X Games y de los juegos de Tony Hawk. Había llegado el momento apropiado: Nike relanzó sus Dunk, ahora con una lengüeta un poco más gruesa.

Desde entonces, Nike se rearmó con diseñadores expertos en el arte de la tabla. Se centraron en hacer zapatillas que durasen.

En 2001, la compañía compró Savier, una marca especializada en productos para patinar, y eso aportó a crear los pares con que los skaters habían estado soñando. El año 2002, pudieron, por fin, cortar el listón que inauguraba una línea de clásicos instantáneos: Nike SB había nacido.




La historia de Nike es larga y está llena de hitos y colaboraciones míticas. Puedes encontrar muchos de sus modelos en bold.cl.