CONVERSE ALL STAR CHUCK TAYLOR: ZAPATILLAS CON MÁS DE 100 AÑOS DE HISTORIA

En un principio, las inventaron para darle un uso al caucho que sobraba de los neumáticos. Rápidamente se convirtieron en calzado deportivo y, gracias a la visión de un hombre joven, llamado Chuck Taylor, se volvieron un clásico. Usadas, primero por deportistas; luego estrellas de cine, la música y la vida urbana, las Chucks han sido un esencial desde principios del siglo XX hasta ahora. Un modelo implacable ante el paso del tiempo.




El clásico del cine de los ’80 Volver al futuro predijo dos cosas. La película en que Marty Mcfly usaba un DeLorean para que sus padres se enamorasen, nos hizo soñar con un futuro en que podríamos movernos de una época a otra.


Pero su diseño de vestuario nos sugería que, en el futuro, también estaríamos obsesionados con las zapatillas. Si bien algunas de las que más han quedado en el imaginario de la película son las futuristas Nike Air Mag, hubo una que estuvo antes: la Converse Chuck Taylor. En la escena, ambientada en 1955, vemos a un Marty desorientado que, con prisa, se calza unas All Star de caña alta y se prepara para un escape. El modelo, que ya era famoso a esas alturas, no pasó desapercibido. Tanto así, que guionistas y productores de Hollywood estaban saludando a un modelo que, para los ‘80, ya era algo que debías haber vestido alguna vez en tu vida.

Subámonos al DeLorean: corría 1892, y muchas empresas elaboraban neumáticos en masa. Había un boom de la industria automotriz, y se iban descubriendo muchos subproductos del caucho. Una de estas empresas, Goodyear, fabricaba guantes que habían inventado con su técnica de vulcanizado. Estos terminaban en las manos de técnicos y electricistas. Básicamente, la vulcanización los salvaba de freírse mientras trabajan.

 
Sin embargo, había otras empresas, más pequeñas, que no podían competir con el gigante del caucho. Así que nueve de ellas se juntaron e hicieron un pacto: unirse para vender neumáticos, y buscar nuevos subproductos gracias al vulcanizado. Así es como nació una asociación a la que bautizaron como United States Rubber Company (algo así como Compañía de Caucho de los Estados Unidos). Cuando los empleados de la Rubber Company descubrieron que la goma vulcanizada hacía una suela más flexible y resistente que la de los zapatos, se preguntaron por qué no probar con un nuevo tipo de calzado. Algo más cómodo e informal. Así, cuenta la leyenda, nacieron las primeras zapatillas.
Un hombre llamado Marquis Mills Converse estaba muy atento a toda esta situación. Y él cargaba con su propia y generosa dosis de experiencia. Mills Converse había trabajado en una empresa de zapatos. Conocía sus técnicas de producción, los costos, los materiales. Y, aún más importante, tenía una visión sobre el futuro. En ese futuro, la gente usaba zapatillas.

Así, el ex vendedor fundó su propia compañía en 1908. La llamó Converse Rubber Shoe Company (Compañía de Zapatos de Caucho Converse). Un nombre honesto y propositivo. Parecía querer decir a sus clientes: esto es lo que hago, y esto es lo que voy a vender.




En un principio, Converse se centró, sobre todo, en hacer zapatos para la nieve. Como el caucho se continuaba revelando ante el mundo como un material resistente y cómodo, la nieve parecía ser un excelente nicho a explotar.

Pero Converse era un tipo inquieto. Y para 1915, se dio cuenta de que muchas universidades, colegios e institutos comenzaban a integrar el deporte a su vida diaria. Sobre todo, el atletismo y el básquetbol. En 1917, la compañía ya estaba lanzando su primera zapatilla. Su nombre era Converse All Star.




 

A pesar de que la All Star es un clásico, el modelo ha vivido innumerables mejoras y variaciones. De hecho, si tienes un par, es muy probable que sean unas Chuck 70, la misma silueta con mejoras en su lona, sus costuras y hasta sus cordones. Es fácil imaginarse, entonces, que las primeras All Star no se parecían mucho al clásico actual. Pero desde entonces ya tenían esa aura que las convertía en un objeto funcional, popular y que, poco a poco, se acercaba a ser cool.
 
Las has mirado de cerca, ¿no? Habrás reparado que, en su circulito, a los costados de la estrella, dicen Chuck Taylor. Muchas personas se preguntarán quién es y, tal vez, algunos sneakerheads dirán que fue un basquetbolista que las usaba.

Pero la respuesta es un poco más larga. Chuck Taylor fue, antes que todo, un muchacho que entró a trabajar a Converse en 1921, cuatro años después de que la All Star llegara al mercado. La leyenda cuenta que Taylor tenía un carisma infinito y un encanto natural. Así que se dio un pequeño lujo: quejarse sobre la marca en su entrevista de trabajo para el puesto de vendedor.




Taylor le contó a quienes lo entrevistaron que llegaba a pedir una plaza en Converse porque algo le preocupaba. Cada vez que jugaba al básquetbol, le dolían los pies. Sin embargo, le gustaban demasiado las All Star como para dejar de usarlas. Su simpatía le trajo un apretón de manos que le significó la bienvenida, y apenas comenzó en su nuevo puesto, se puso manos a la obra para mejorar el calzado. Su gran legado fue una mejor amortiguación gracias a una plantilla de goma, y un pequeño parche en el tobillo, para que la zapatilla soportase mejor el peso de sus jugadores.


Clásico instantáneo. En 1923, la All Star ya se había convertido en la zapatilla más popular para jugar al básquet y correr en Estados Unidos. Y es que Chuck lo había llevado mucho más allá. Él sabía que el básquet estaba agarrando mucha fuerza entre los estudiantes, así que comenzó a pasarse por cada escuela y universidad ofreciendo ese monumento de lona y caucho.







Para su sorpresa, Chuck Taylor se convirtió en un embajador de la marca. Sabía muchísimo de básquetbol, y muchas de las horas que se pasaba en los institutos vendiendo las All Star, también las invertía en ver el desempeño de los jugadores que comenzaban a levantar un deporte que aún no era olímpico. Si alguien quería saber de estadísticas, llamaba a Chuck Taylor. Si necesitaban datos sobre jugadores, tomaban el teléfono y llamaban a Chuck Taylor. Si querían saber sobre proyección, o sobre materiales, o sobre calidad, su hombre era Chuck Taylor. Todos los caminos llevaban a él.


Y la historia fue justa con él. Para 1932, apenas nueve años después de que introdujo sus modificaciones al modelo, los circulitos de las All Star comenzaron a ser impresos con su nombre. Así, pasaron a ser conocidas como las Chucks.

Pero Converse no ganó popularidad solo entre los atletas. En el clima convulso de la guerra, también llegó a correrse la voz sobre la calidad y comodidad de su calzado. Así, para comienzos de la Segunda Guerra Mundial, todos los pelotones de soldados de los Estados Unidos llevaban All Star en sus pies.





Esto le trajo a la marca dos consecuencias: primero, que la All Star se convirtiese en una zapatilla institucional. Ya eran las favoritas de los militares y los equipos de básquetbol (¿quién más puede adjudicarse juntar a ambos gremios de esa manera?); y muy pronto también fueron tomadas por aquellos rebeldes que querían reírse de que los soldados llevasen unas All Star.
El más famoso de esos gestos fue protagonizado por James Dean, el actor más icónico de las década de los ‘50. En la película Rebeldes sin causa, Dean usaba unas BF Goodrich Jack Pursell. El modelo, que si bien no era parte de Converse (aunque sí llegó a integrarse a la marca el año ’70), era muy parecido a las All Star. Así, todos los rebeldes sin causa a quienes la película les abrió la cabeza, fueron a su tienda más cercana para hacerse de un par de Converse.



Desde entonces, la All Star y la cultura pop entraron en una relación de la que nunca más saldrían. Y es que no fueron solo James Dean y Marty McFly. Sylvester Stallone también usó unas Chuck Taylor en las primeras dos entregas de Rocky. Daniel el Travieso, además de su característica honda, también llevaba unas Chuck Taylor, que aportaban a la imagen de rebeldía del modelo; y Danny Zuko mostraba sus propias Chucks en Grease. Los años pasaban, pero las All Star se mantenían como un clásico.



Tanto así, que llegaron a salir de las pantallas y las canchas, y se convirtieron en un gesto: en un símbolo de lo punk. Del desinterés. Era una especie de declaración de principios el decir mira, soy famoso y llevo unas zapatillas clásicas. Las All Star se convirtieron en parte esencial de la imagen de artistas como Kurt Cobain o los Ramones. Un canto a las peleas con las marcas y los patrocinios. Tal vez el primer gesto de rebeldía que demostraba una prenda. Desde mitades del siglo XX, el estilo comenzaba a hablar gracias a las All Star.
Pero los clásicos no dejan de evolucionar, y Converse sigue dominando la calle con una de sus últimas variaciones del modelo que hizo famosas a las zapatillas. Ahora, siluetas como la Run Star Motion le dan un toque futurista y una presencia avasalladora al modelo que conocemos. Una manera de repensar la forma manteniendo la esencia y la personalidad. Todo gracias a un basquetbolista insatisfecho y propositivo.




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