DE LAS CHUCK TAYLOR A LAS JORDAN RETRO: EL ARTE DE COLECCIONAR ZAPATILLAS

Primero fueron funcionales: un accesorio para los deportistas. Después, pasaron a ser usadas por músicos y artistas urbanos y, al final, se tomaron todos los estilos. ¿Por qué coleccionamos zapatillas? Aquí te contamos una historia que junta atletas, moda, identidad, política y varias décadas. ¿El resultado final? Esa torre de cajas que tienes en tu habitación.





Cuando hablamos de coleccionar zapatillas, probablemente el primer lugar al que miramos es hacia el norte: los estadounidenses fueron quienes más experimentaron –y tal vez hasta originaron– la esencia de la moda urbana. Desde que Marquis Mills Converse creó unas zapatillas de lona, que los basquetbolistas comenzaron a usar para el juego, la inquietud por la moda solo aumentó y aumentó. Hubo algunos años en que los diseñadores estuvieron conformes con el resultado, y el ánimo por las zapatillas se mantuvo más o menos controlado. Al menos hasta principios de los ‘70, cuando adidas le puso cuero a sus zapatillas de básquet, para mejorar el rendimiento y la durabilidad.




 
Sin embargo, el verdadero gran salto de las zapatillas a la moda llegaría a principios de los ‘80. Para esos años, al menos en Estados Unidos, los bboys y DJ’s ya estaban bien instalados en los barrios populares. La mayoría habían venido de Jamaica, tras el proceso independentista que terminó en 1963. Uno de esos jóvenes muchachos se llamaba Freddie McGregor. McGregor había comenzado su carrera musical a los siete años, en el ‘64. Una vez en Estados Unidos se juntó con otros chicos de su barrio, creció y siguió haciendo música. Una historia que se ha repetido innumerables veces desde entonces.


Entonces, en los albores de una nueva década, Freddie lanzó Jogging, una canción en la que aseguraba que todo el mundo estaba loco por algunos pares de zapatillas. Decía en Jogging: «They’re keeping fit (fit for the fire) / And them wearing (adidas) / Oh yes them wearing (the Puma) / Ah yeah them wear up (the Northstar)». Algo que, en español, podría ser traducido como: «Se mantienen en forma (para verse bien) / Las usan (sus adidas) / Sí, las usan (sus Puma) / Ah, sí, las visten (las Northstar).





Jogging fue la puerta de entrada a una larga y hermosa amistad entre la cultura pop y las zapatillas. Aunque solo estaba enunciando lo que veía. La forma urbana de vivir del básquetbol era algo tan importante para los jóvenes, que el estar más cerca de tus ídolos, implicaba tener un par que te diera ese estatus. Solo algunos años después del éxito de esa canción, Run D.M.C. sacó su famoso tema My adidas. En el ’84, el mundo cambió con el nacimiento de las primeras Jordan. Una zapatilla diseñada por Peter Moore, Tinker Hatfield y Bruce Kilgore, un dream team del diseño urbano y deportivo. Si le preguntan a los conocedores de la moda de esa época, para el ’85 las zapatillas y la cultura ya eran parte de una sola cosa, total y perfectamente fundidas.



 


Y es que no es tan raro pensarlo, si las zapatillas se estaban tomando el imaginario colectivo. También por ese tiempo, la película Beat Street, el clásico musical rapero sobre un muchacho que quiere ser un DJ famoso, ya llenaba las salas de cine. Los espectadores veían desfilar montones de Puma Suede con todo tipo de cordones y colores, y RUN D.M.C. se había convertido en el primer socio de adidas en firmar un contrato millonario sin ser deportistas. ¿Por qué pensaríamos que la ropa pertenecía a otro plano, o a otro lugar?


 ‘Disco’ Dave Hamilton asegura que fue así. Hamilton fue una especie de proto influencer: amigo de raperos famosos, conocido por ser amable, estar a la moda y ser un imán del buen gusto. Muchos lo conocieron en el video de Can I Kick it?, el himno de los inmortales A Tribe Called Quest. Para Hamilton, los veranos de la segunda mitad de los ’80 fueron cruciales para la moda en el Bronx. Todos los viernes y sábados, las y los muchachos salían con la mejor tenida que podían sacar, y competían por ver quién tenía los mejores sneakers y vestía mejor. No se trataba tanto de la oferta, que en ese entonces ya era generosa. Se trataba de poder combinar una polera marca Coca-Cola con unas Air Force One. Las primeras, esas con el broche removible y el swoosh plateado.


Esos son los hechos, ahora falta la parte de la opinión y el estudio: ¿por qué coleccionamos zapatillas? ¿Es por la variedad? ¿Por lo que nos ofrecen? ¿Porque queremos avanzar junto a las marcas y los modelos? ¿Por la historia y la identidad que nos conforma? Probablemente, todos esos puntos sean, en mayor o menor medida, la respuesta.



Dicen que el primero en hacerse esas preguntas fue Bobbito García. El DJ, diseñador y miembro de la mítica Rock Steady Crew –tal vez la agrupación más famosa de b-boys– fue el primero en escribir un texto al que se le dio el honorable título de periodismo sobre zapatillas. Publicado en 1991 para la revista Source, y originalmente titulado Confesiones de un adicto a las zapatillas, el texto habla con honestidad, originalidad y experiencia sobre el amor por coleccionar zapatillas. De una manera sarcástica y llena de nostalgia, García asegura que, simplemente, las zapatillas de ahora no se hacen como las de antes, y que, a su manera, el básquetbol también ayudó muchísimo a que las personas comenzaran a coleccionarlas.


Para García, lo más importante es que las zapatillas estén nuevas y pulcras. Sobre todo los modelos retro. «Solo lucen sexys si están recién salidos de la caja. Las zapatillas maltratadas que tuviste debajo de tu cama durante años no califican. Lo más inteligente que puedes hacer ahora es comprar un par  de sneakers que salieron recientemente y simplemente congelarlos durante un par de años».




El DJ está convencido de que lo que hace invariablemente cool a un par de zapatillas,
es el hecho de que nadie más las pueda tener. Ese goce de ir en el metro, que alguien mire tus pies y te pregunte “¡wow! ¿dónde las conseguiste?” 

Y las opiniones, por lo general, no se alejan demasiado de lo que García dibuja en su propia cabeza. En el documental Sneakerheadz, que Complex produjo en 2015, Jeff Staple, fundador de Staple Design, y diseñador de las famosas Nike SB Pigeon, asegura que todo tiene que ver con una sola cosa: los deportes ya no se tratan solo de las capacidades atléticas de sus deportistas. 







Así, la rueda continúa girando. Coleccionamos zapatillas porque amamos la música y el deporte. Porque nos han permitido definirnos a nosotros mismos, y proponerle al resto lo que queremos ser. Porque seguimos el hilo de una larga historia que está lejos de terminarse.

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