ADIDAS BOOST:
LAS PEQUEÑAS PARTÍCULAS QUE REVOLUCIONARON
LA HISTORIA DE
LAS ZAPATILLAS

Todo comenzó con un material diseñado por encargo a una empresa de productos químicos. Desde ese día, adidas descubrió una tecnología que llevó sus modelos al siguiente nivel. La bautizaron Boost (en español, impulso). Los corredores la amaron, Kanye West la lució, y hoy muchos de sus pares la llevan.






En adidas siempre han trabajado con una máxima: no existe la zapatilla perfecta. Es por eso que la marca suele ser una de las mejor rankeadas en cuanto a la comodidad y el diseño. Sin embargo, su prestigio no se hizo de la noche a la mañana. Un modelo exitoso no es simplemente una vaga idea en la cabeza de alguien, que después pasa al departamento de marketing y da origen a un clásico.


Así, al menos, es la historia de la línea Boost. La famosa tecnología de adidas, que hoy en día luce en muchos de sus pares, y busca perfeccionarse día a día, fue un largo y arriesgado experimento que partió con una alianza de la que no mucha gente sabía.




Todo comenzó hace quince años. El 2007, adidas se alió con Badische Anilin & Soda-Fabrik (abreviado comúnmente como BASF), una compañía de productos químicos que fabricaba productos a pedido. adidas les pidió que lideraran la búsqueda de una nueva tecnología para sus calzados. Algo que tuviera partículas que ayudasen a impulsar a los corredores.
BASF comenzó a probar con muchos materiales distintos, y su primer resultado fue una pequeña pelota hecha de unas suaves piezas a las que habían bautizado como cápsulas de energía. Las cápsulas de energía, al parecer, podían absorber todo el impacto del contacto con las superficies e impulsarse nuevamente, con más fuerza que antes.






Matthias Am, el Director Global de Running de adidas, fue una de las primeras personas en probar el prototipo, que le recordó a una pelota de tenis. Am quedó profundamente impresionado. La pelotita no dejaba de botar en ningún momento. Parecía que tomaba cada vez más impulso al contacto con el piso y las paredes. Am supo que esa pequeña pelota llevaría a la marca a los pies de todo el mundo. Comenzaron a probar las cápsulas de energía en otras superficies y, para el 2012, adidas ya estaba haciendo sus primeras suelas de ese nuevo material, al que habían bautizado como Boost. Algo que, literalmente, puede traducirse como impulso.
La nueva tecnología, que finalmente se presentó ante el mundo el año 2013, no le dio impulso solo a los corredores, sino a toda la trayectoria de la marca alemana. Esa fuerza que tenía la Boost, a la que llamaron energy return, o retorno de energía, era mucho más que una suela acolchada: esta no solo le daba a los corredores estabilidad y comodidad. Parecían empujar los pies hacia adelante. Hasta el día de hoy las comparan a caminar sobre espuma.
 




Pero no era un asunto solo de tecnología. Una revolución en la manera de vestir también estaba al acecho. Las primeras adidas Ultraboost que salieron al mercado no se parecían a ninguna otra zapatilla que estuviese circulando en las vitrinas. En 2013 no era demasiado común ver a personas combinar sus outfits con zapatillas para correr. La mayoría de los pares tenían montones de colores y solían ser demasiado gruesas.
Los diseñadores y ejecutivos de marketing de adidas sabían que habían llegado a una potencial gallina de los huevos de oro. Habían cambiado completamente la forma de vestir, de correr y de impulsarse en las personas. El mercado estaba creciendo. ¿Habían alcanzado su tope? La respuesta es no: y es que rompieron, aún más las expectativas, cuando Kanye West se enamoró de la Boost.






Esto pasó cuando Kanye ya había firmado su contrato con adidas, pero aún no revelaba su primer par de zapatillas. El 2015 lo fotografiaron con unas Energy Boost y unas Triple White Ultra Boost. ¿El resultado? Las zapatillas se agotaron rápidamente, y podían encontrarse en las plataformas de reventa hasta por 600 dólares. Lo que antes era un sencillo par para correr, que lucía bien con la ropa y podía encontrarse en el retail, se había convertido en un objeto de coleccionistas.
Rápidamente, adidas fue sacando reedición tras reedición de esos clásicos instantáneos y, no conformes con eso, comenzaron a agregar esa cómoda tecnología a muchísimos de los pares nuevos que sacaban al mercado.


Apenas un par de meses después de que Kanye lució las icónicas Ultra Boost, adidas hizo un anuncio: el primer par del famoso rapero. Muchas personas sabían que Kanye había firmado con la marca el año 2013, pero hasta ese entonces, un largo silencio había marcado esa colaboración. Muchas personas incluso creían que no lanzaría su propio par pronto, pero en junio apareció la Yeezy Boost 350.



El mundo de las zapatillas percibió la verdadera revolución ese día. Kanye no solo había saltado de una gran marca a otra, sino que había cambiado el sello y el ícono de sus zapatillas en ese acto. Ese día se asentó una nueva gran idea en el mundo de la moda: los pares pueden cambiar de estilo según la persona que los use. Kanye lo había logrado. Un buen día se puso unas zapatillas para correr y todo el mundo fue a comprarlas. Poco tiempo después, pidió que esa tecnología se añadiera a una de las líneas más lujosas y exclusivas de la marca.



Desde entonces, el concepto adidas Boost ha significado algo mucho más que zapatillas para correr: son una alianza. Tecnología que puedes encontrar tanto en tiendas de lujo, páginas de reventas exclusivas, o tiendas de mall, y que tú y tu papá pueden lucir con su propio estilo e impronta. Una tecnología y un diseño tan rebeldes y alborotadores que no aceptan ser encasillados. Las Boost son zapatillas para todas y todos.